Enviado por VRedondof a través de Google Reader:
vía Curistoria de Vitike el 23/02/10
En 1874 Claude Monet expuso uno de sus cuadros, titulado "Impresión, sol naciente", en París. En él, las formas pasaban a un segundo plano y el valor real del cuadro recaía en los colores. La crítica se burló del pintor y de esta obra, que por su título dio lugar al Impresionismo, una de las corrientes más importante, a la postre, en la historia del arte.
Uno de los críticos, Louis Leroy, comentó: "Al contemplar la obra pensé que mis anteojos estaban sucios, ¿qué representa esta tela? […] ¡Impresión!, desde luego producía impresión". Con frases como esta se denostaba el cuadro de Monet, precursor por otro lado. Y no es de extrañar tal impresión, valga la redundancia, de la crítica, ya que los impresionistas dejan de lado los objetos y demás que van a pintar y se centran únicamente en los colores. El cuadro es realmente una gran colección de puntitos de color, que vistos de cerca no dicen mucho, pero que al verlos desde una cierta distancia, la escena toma forma.
Cosas que puedes hacer desde aquí:
- Subscribirte a Curistoria con Google Reader
- Empezar a utilizar Google Reader para mantenerte al día fácilmente de todos tus sitios favoritos